En el video dos personajes, de los que sólo aparece la voz, tratan de entender la imagen original, abordan una y otra vez los fragmentos, reconstruyendo situaciones y escenas sin alcanzar nunca una solución. La extrema fragmentación presenta un mundo, sin personas, aparentemente habitado pero abandonado. Entre la infinita cantidad de objetos que componen el paisaje aparece como un objeto más el personaje que habita la escena original, ahora también él mismo
cosificado por la imagen.
El filme se basa en una gramática de planos fijos. En Homeland no hay intertítulos sino una voz en off, dos voces que describen el lugar, fragmento a fragmento, en un diálogo que nos extravía, sin llegar a ningún lugar, salvo a nosotros mismos como parte inseparable de las imágenes.